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* 2008 La Phoenix encuentra evidencias de agua en Marte.

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2008 La Phoenix encuentra evidencias de agua en Marte. La evidencia es una mancha brillante que captó hace unos días la cámara de la sonda en una pequeña zanja excavada por su brazo robótico. "Puede ser sal y puede ser hielo", dijeron los expertos a principios de semana. Pero ayer la mancha no estaba, luego debe ser agua helada que se ha evaporado en estos días que ha estado expuesta al Sol, porque la sal no se evapora.
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Fuente ElPais
La 'Phoenix' halla evidencias de agua en Marte
Los científicos, convencidos de haber encontrado hielo que se ha evaporado
21/06/2008

La duda que intrigaba a los científicos de la sonda Phoenix en Marte se ha disipado: "Tiene que ser agua", dijo ayer Meter Smith, investigador principal de la misión. Así que no es sal, como temían. La evidencia es una mancha brillante que captó hace unos días la cámara de la sonda en una pequeña zanja excavada por su brazo robótico. "Puede ser sal y puede ser hielo", dijeron los expertos a principios de semana. Pero ayer la mancha no estaba, luego debe ser agua helada que se ha evaporado en estos días que ha estado expuesta al Sol, porque la sal no se evapora. "Todo el equipo científico piensa esto: creo que sentimos que ésta es una prueba definitiva de que son pequeños trozos de material helado", dijo ayer Smith. La NASA también afirmaba: "Tiene que ser agua".
"Es una prueba definitiva de que son pequeños trozos de material helado"
Ningún fragmento de ese material brillante se había analizado aún ayer en los instrumentos que la sonda lleva en su plataforma, pero los científicos manifestaron su entusiasmo por la transformación del fondo de la zanja (de pocos centímetros de profundidad), después de que los primeros datos medidos en uno de los hornos de la sonda fueran radicalmente esquivos al agua que esta misión ha ido a buscar a la región polar norte del planeta rojo.
Además, el brazo articulado, que ayer estaba excavando en otro punto alrededor de la Phoenix, había dado con un material duro y los científicos piensan que puede tratarse de una plancha de hielo enterrada. "Hemos excavado una zanja y hay una capa dura a la misma profundidad que el hielo de la otra zanja ", declaró ayer Ray Arvidson, de la Universidad de Washington en San Luis, uno de los responsables del brazo articulado. La nueva zanja se ha bautizado como Snow White 2. El brazo articulado lleva un pequeño taladro, por lo que los científicos están casi seguros de que van a poder sacar muestras de esa placa dura y depositarla en uno de los hornos de la Phoenix para calentarla y hacer análisis de su composición. Smith contó ayer que su pesadilla en los últimos tiempos era que se excavase y se excavase en torno a la Phoenix y que no se encontrase ni rastro de hielo.
El agujero donde estaba la ahora desaparecida mancha brillante, de unos 35 centímetros de largo por 22 de ancho y seis o siete de profundidad, ha sido bautizado Dodo-Goldilocks. La fotografía que ha llevado a los científicos a concluir que debió ser agua muestra la marca de la pala del brazo (de 2,3 metros de longitud) y un material granulado blanco brillante.
Este hallazgo ha compensado a los científicos de los sinsabores de los últimos días. Primero se les atascó el material del primer análisis en la rejilla del horno y tardaron varios días en lograr que pasara alguna muestra por la criba. Luego los primeros análisis dieron negativo para agua. Esta semana han tenido también un percance con el ordenador de a bordo, que se saturaba. El fallo impidió que se grabaran muchos datos, incluidas fotografías, antes de ser enviadas a la Tierra, informa The New York Times.
La Phoenix debería trabajar durante tres meses, pero la misión se podría alargar. Los científicos confiaban ayer en que, tras el esperanzador hallazgo del material helado, la NASA aprobará y financiará al menos una prórroga.

En busca de huellas de vida
Que haya agua en esa región ártica de Marte no es lo que sorprende a los científicos, puesto que saben que allí es muy abundante el hielo, a poca profundidad, y lo han visto y medido desde satélites hace unos años. Esa información es precisamente la que determinó el interés de enviar una sonda de descenso, la Phoenix, para tocar ese hielo en el terreno y analizarlo.
La gran pregunta que los expertos quieren resolver es si Marte ha podido ser en algún momento un entorno apto para la vida. El agua líquida se considera una parte esencial de la ecuación de la vida, al menos como se conoce en la Tierra, y en Marte hay (y ha habido) ciclos de hielo y deshielo. El hecho de dar con hielo, tocarlo directamente y hacer análisis inequívocos de su presencia no sólo debe reforzar los resultados de las misiones en órbita, sino que, como siempre en estos casos, ayudará a calibrar con precisión los datos que se toman con los sensores de los satélites. Los aparatos de la Phoenix deben de ser capaces no sólo de identificar la huella del agua, sino también de analizar los minerales que han podido resultar alterados por su presencia, lo que proporcionaría información importante sobre la geología del planeta rojo.
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Fuente: Cienciaes

Remolinos y eclipses en Marte. Hablamos con Luis Vázquez.
Pulsar para escuchar la entrevista.
Una semana entera he estado escuchando historias sobre Marte, y una semana da para mucho. Navegar entre imágenes bellísimas que muestran profundas grietas, sinuosos cauces secos, cráteres inmensos y profundos, altísimas montañas, una de ellas de 25.000 metros de altura, o capas heladas, puede desequilibrar el cerebro de cualquiera. Algo así me ha sucedido mientras escuchaba el curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid titulado La exploración de Marte.
Ante tantísima información el cerebro se defiende y se queda prendado de los detalles más curiosos. ¿Cómo se explica sino que de todo un planeta, cuyo diámetro es la mitad del terrestre, cargado de tantas maravillas, yo me quedara embelesado mirando dos imágenes: un conjunto de remolinos que avanzan girando sobre el terreno polvoriento y un eclipse de Sol?
La atmósfera marciana es muy tenue, sólo un 0,7% de la terrestre. Es tan liviana que obliga a escoger muy bien el lugar sobre el que se posan las naves que allí enviamos. Lo normal es que el módulo de descenso haga sus últimos metros colgando de un paracaídas y un paracaídas no sirve de nada si no encuentra aire denso para frenar. La densidad de la atmósfera disminuye con la altura, sucede igual en La Tierra que en Marte. Si se escoge un lugar elevado de la superficie marciana para aterrizar, el paracaídas no logrará reducir la velocidad y habrá una catástrofe. Ello obliga a escoger el punto de contacto entre las regiones profundas del planeta donde la atmósfera es más densa.
Con una atmósfera tan liviana, parece mentira que se puedan crear corrientes de aire lo suficientemente fuertes como para levantar una polvareda, sin embargo, la atmósfera marciana lo hace con una facilidad sorprendente. A principios de la primavera -Marte también tiene estaciones- el rover Spirit de la NASA comenzó a tomar imágenes sorprendentes de objetos en movimiento sobre la superficie. Como obedeciendo a una señal invisible, numerosos remolinos recorrían el terreno como diablos levantando nubes de polvo. Una imagen vale más que mil palabras.

A medida que la primavera avanzaba, la presencia de remolinos se hacía más evidente, hasta que se levantó una tormenta de polvo que envolvió toda la región y los torbellinos cesaron.
El suelo marciano ayuda con su aspecto desértico. La mayoría de las naves que allí se han posado han proporcionado imágenes semejantes: una superficie rojiza y salpicada de piedras de agudas aristas. Salvando el color rosáceo del cielo, podíamos confundir el lugar con uno de los muchos desiertos de la Tierra. El físico Carl Sagan, dijo al ver las imágenes enviadas por el Viking-1 en 1975: "No me hubiera extrañado ver aparecer tras las dunas a un explorador canoso tirando de su vieja mula". Los remolinos a su alrededor no habrían desentonado en absoluto.
Boquiabierto todavía con las imágenes proporcionadas con el Spirit, otra ponencia me llevó a levantar la vista al cielo marciano. El Sol se ve más pequeño y brillante desde allí, el disco solar es un 44% menor que visto desde la Tierra. Las lunas marcianas recorren rápidamente el firmamento, son dos, Phobos y Deimos, ambas mucho más pequeñas que la nuestra. Phobos, la más grande, parece más bien una enorme patata (19 x 22 x 27 km) incapaz, a pesar de su cercanía al planeta, de ocultar totalmente al Sol. He aquí un eclipse visto por el rover Oportunity en el 2004.
Cuando en la Tierra se produce un eclipse total de Sol, la sombra proyectada por la Luna recorre veloz la superficie terrestre convirtiendo el día en noche allí por donde pasa. En Marte no es posible un eclipse total, Phobos solo cubre una parte del disco solar y por lo tanto sólo deja en penumbra la superficie marciana a su paso. Un equipo de investigadores españoles está desarrollando un algoritmo que permite predecir el paso de esa penumbra. Si alguna vez visita usted Marte y quiere presenciar un eclipse parcial de Sol tendrá que consultar esas predicciones para escoger el lugar de aterrizaje adecuado para su nave.


Ara vinc d'enlloc - Gertrudis

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