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1982 La similitud del ADN entre humanos y primates

Fuente: La ciencia de tu vida

Evolución: reliquias de nuestros antepasados (II)




El ADN de todas las especies es una prueba de cómo ha funcionado el proceso evolutivo descubierto por Darwin. Como en el caso del pez antártico, los nuevos elementos no aparecen como por ensalmo, diseñados desde cero, sino que se utilizan los materiales que están disponibles. Con las armas de la biología molecular somos capaces de seguir las huellas que millones de años de evolución han dejado en el patrimonio genético de todas las especies. Algunos de estos pasos son muy pequeños, como el cambio de una simple letra en el código de un gen; otros son más grandes, con la desaparición de genes enteros. El genoma no es simplemente un inventario de todos los genes que operan en nuestro orgasnismo; es también una ventana a nuestro pasado más lejano.
Como todos sabemos, el ADN de la mayoría de los organismos, humanos incluidos, se encuentra almacenado en unas estructuras llamadas cromosomas, enrrollado y con proteínas que lo estabilizan. En cada cromosoma encontramos dos regiones esenciales, con secuencias de ADN muy específicas: el centrómero, situado como su nombre indica haia elcentro del cromosoma y que desempeña un papel crítico a la hora de ayudar a dirigir al cromosoma a su posición exacta cuando la célula se divide; y los telómeros, los finales de cada cromosoma, que lo protegen en cada división celular. Estos dos caracteres estructurales nos ofrecen pistas de nuestra historia evolutiva.
Si comparamos los cromosomas humanos con los de los grandes simios, chimpancés, orangutanes y gorilas, descubrimos una diferencia muy llamativa. El genoma humano posee un cromosoma menos: ellos tienen 24 pares y nosotros 23. ¿Cómo es posible?
En 1982 Jorge Yunis y Om Prakash publicaron un artículo en Science que hoy se considera una pieza angular de la biología evolutiva. Su trabajo confirmó lo que se sospechaba desde hacía tiempo: los cromosomas de humanos, gorilas, chimpances y orangutanes son tan similares que se pueden establecer una correlación casi perfecta entre ellos. Trabajos posteriores abundaron en este trabajo, mostrando que el genoma humano y el del chimpancé son idénticos al 98%. Los dos conjuntos de cromosomas son tan similares que cada cromosoma humano tiene su correspondencia en el chimpancé… salvo una excepción: el cromosoma 2 humano.
En este caso, son dos los cromosomas del chimpancé los que se ajustan perfectamente con el humano: los llamados 2A y 2B. Nueve años después del artículo de Yunis y Prakash, científicos de la Universidad de Yale secuenciaron el lugar del cromosoma 2 humano que se correspondería con una fusión de los telómeros de los cromosomas 2A y 2B del chimpancé. Y allí encontraron una secuencia de ADN que demuestra que en algún momento esto fue lo que sucedió: se fusionó el telómero de un cromosoma con el de otro. El lugar exacto de la fusión se ha preservado mostrando 158 copias de la secuencia que marca el lugar; es la X en los planos del tesoro. Y no solo eso, el centrómero del cromosoma 2 humano coincide con el del 2A del chimpancé. ¿Y el centrómero del 2B? En 1992 se encontraron restos de las secuencias características de este lugar, hoy inactivo. Y precisamente por eso, por no servir ya para su función inicial, el número de mutaciones que presentan es relativamente alto. Esto es un proceso claramente evolutivo: para aquellas secuencias de ADN que son útiles existen mecanismos de corrección frente a mutaciones; si no es útil o no desempeña ninguna función, no hay motivo para corregir los errores.
(Publicado en Muy Interesante)

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