La nueva simulación, que concuerda con más exactitud que los modelos anteriores con los efectos bien conocidos que esa catástrofe provocó en su entorno, muestra que el centro de masa de un asteroide que explota cerca de la superficie de la Tierra se transporta hacia abajo a velocidades mayores que la del sonido. Toma la forma de un chorro de gas de alta temperatura que se ensancha con violencia, y al que se denomina bola de fuego.
Esto produce ondas expansivas y pulsos de radiación térmica en la superficie, más fuertes que lo predicho para una explosión limitada a la altura en que comenzó.
Simulación de la bola de fuego del astro que provocó el fenómeno de Tunguska. (Foto: Randy Montoya) |
Aunque puede parecer tranquilizadora esa conclusión de que el astro produjo menos devastación que lo previamente estimado, no es ningún alivio en absoluto, ya que fue causada por un asteroide mucho más pequeño de lo que se creía. Entre otras razones, resulta preocupante porque hay muchos más asteroides pequeños que grandes deambulando por el vecindario de la Tierra.
Boslough y sus colegas se hicieron famosos hace más de una década prediciendo con precisión que la bola de fuego causada por el violento encuentro del cometa Shoemaker-Levy 9 con Júpiter sería observable desde la Tierra.
Las simulaciones demuestran que la materia de un asteroide que se precipita hacia la superficie de la Tierra es comprimida por la creciente resistencia de la atmósfera terrestre. A medida que penetra en la atmósfera, la pared atmosférica es cada vez más resistente, lo que puede hacer que explote en el aire de manera dantesca, escupiendo un flujo descendente de gas caliente que golpea la superficie.
Debido a la energía adicional transportada hacia la superficie por la bola de fuego, la explosión que los científicos habían pensado que estuvo entre 10 y 20 megatones, probablemente fue de "sólo" entre tres y cinco megatones. El tamaño físico que conserva el asteroide durante su feroz fricción contra la atmósfera depende de varios factores, entre ellos su velocidad, si es poroso o no, y si es rico en hielo o bien carece de agua.
Cualquier estrategia para defender a la Tierra del impacto de cuerpos peligrosos, como por ejemplo desviarlos de su rumbo de colisión, debe tener en cuenta esta información revisada sobre el mecanismo de la explosión de Tunguska.