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++ Hace 1 millón de años el linaje del Neardental y del humano se separan.

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Fuente: Materia

La cara ‘humana’ apareció hace un millón de años

Hace al menos un millón de años, “un señor X” se paseó por este planeta con una cara similar a la suya. A la de usted, que está leyendo estas líneas. La cara moderna, esa con un perfil plano en el que sobresale la nariz, apareció hace al menos un millón de años en algún lugar entre el este de África y el sur de Europa, según sugieren nuevos datos recién publicados por científicos de España y EEUU.
La clave de la afirmación está en un hueso del centro de la cara desenterrado en 1994 en el yacimiento de la Gran Dolina de Atapuerca, en Burgos. El hueso, un maxilar, perteneció a un chaval que vivió hace unos 900.000 años en la zona. Según el equipo de Atapuerca, el chico, de unos 11 años, fue asesinado durante un ataque de una tribu rival. Lo mataron, cortaron su carne con una piedra afilada y se lo zamparon. En la cultura de los de su especie, los Homo antecessor, el canibalismo era la forma de decir “tú y los tuyos no sois bienvenidos en este territorio”.
Si aquel suceso hubiera ocurrido hoy, la fotografía en la prensa del chico asesinado y devorado nos conmovería. Su cara era “suficientemente moderna como para pasar prácticamente desapercibida en un tren lleno de gente”, según el antropólogo Timothy Bromage, de la Universidad de Nueva York. Bromage, junto a un amplio equipo que incluye a los tres codirectores de los yacimientos de Atapuerca y a la paleoantropóloga María Martinón-Torres, ha comparado el maxilar del chico asesinado en la Gran Dolina con el maxilar de otro célebre chaval fósil, el niño de Nariokotome, un Homo ergaster de unos nueve años que vivió hace 1,5 millones de años en lo que hoy es el lago Turkana, en Kenia.

Una goma de borrar hueso

Los autores recuerdan que el moderno rostro humano se diferencia del de los primeros miembros del género Homo en que nuestro perfil es relativamente plano. Técnicamente, los científicos lo denominan perfil ortognato, del griego orthos (recto) y gnathos (mandíbula): un perfil plano en el que sobresale una nariz. En cambio, los primeros Homo y nuestros primos los chimpancés son prognatos, con la mandíbula y el maxilar salientes hasta el punto de formar una especie de hocico.

«La cara del 'Homo antecessor' era suficientemente moderna como para pasar prácticamente desapercibida en un tren lleno de gente»


TIMOTHY BROMAGE
Antropólogo de la Universidad de Nueva York
“Hemos estudiado la dinámica del crecimiento facial. Un hueso no es estático. Hay unas células que depositan hueso y otras que destruyen hueso”, explica José María Bermúdez de Castro, codirector de Atapuerca. “En el cráneo de un niño actual casi todo es deposición ósea, porque está creciendo a un ritmo brutal, pero hay una excepción en la zona de debajo de la nariz, donde hay resorción ósea [eliminación de hueso]”, explica el paleoantropólogo. Al microscopio, es sencillo distinguir si un hueso fósil crecía o decrecía. “Hemos visto que, como sucede en los Homo sapiens, los Homo antecessor presentan esta resorción ósea debajo de la nariz”, añade el investigador.
Sin embargo, esta goma de borrar hueso que cincela el perfil humano por debajo de la nariz está ausente en el niño de Nariokotome, 600.000 años más antiguo. En su caso, el hueso crece hasta formar una especie de hocico, según sugiere Bermúdez de Castro. “Su patrón de crecimiento facial es similar al de los primeros miembros del género Homo y al de los Australopithecus”, afirman los autores en su estudio,recién publicado en la revista PLoS ONE.

“El señor X”

“Hace por lo menos un millón de años apareció el señor X, como le llamamos nosotros, con una cara moderna, que estaría asociada a una mayor capacidad craneal, de más de 1.000 centímetros cúbicos, y a un desarrollo dental moderno”, hipotetiza Bermúdez de Castro. Todos esos rasgos están presentes en elHomo antecessor, una especie de momento sólo identificada en Atapuerca.

Restos fósiles del chico de la Gran Dolina de AtapuercaAmpliar
Restos fósiles del chico de la Gran Dolina de Atapuerca / Javier Trueba
Ese “señor X” es, a juicio del paleoantropólogo, “el origen de la humanidad moderna”. ¿Y quién fue ese señor X? “Todavía no lo sabemos, porque hablamos de una época muy oscura, hace un millón de años, con pocos restos fósiles”, admite. En su opinión, ese señor X con cara moderna pudo surgir a partir de los africanos Homo ergaster o incluso de los Homo georgicus, que vivieron en la actual Georgia hace 1,8 millones de años. “De momento, los fósiles de Homo antecessor hallados en la Gran Dolina de Atapuerca son lo más parecido que conocemos a ese señor X”, asegura Bermúdez de Castro.
“Los procesos de crecimiento facial por sí solos no crean una anatomía facial que podamos considerar moderna”, matiza Timothy Bromage. Su equipo, de hecho, ya identificó este crecimiento facial característico de los humanos modernos en una especie de homínidos que vivió hace entre 2,5 millones y un millón de años: los Paranthropus. Pero estos homínidos primitivos no contaban con un segundo factor importante para presentar una cara moderna: un cerebro de gran tamaño. Su capacidad craneal se reducía a 500 centímetros cúbicos, la mitad que la de los Homo antecessor.

Un cerebro de gran tamaño

“Ahora sabemos que cuanto mayor sea el cerebro, más se retraen las mandíbulas por debajo de los lóbulos frontales del cerebro. Esto significa que la región de la frente es mucho más visible en los Homo antecessor que en los Paranthropus o incluso en los Homo ergaster”, señala Bromage.
“Como mínimo, podemos decir que los mecanismos de crecimiento facial y el incremento del tamaño del cerebro en los Homo antecessor están integrados para crear en esta fecha temprana una cara humana más moderna que cualquiera que hayamos visto antes en cualquier otra especie fósil”, añade.
Katerina Harvati, una paleoantropóloga de la Universidad de Tubinga (Alemania) que no ha participado en este trabajo, subraya que “estos resultados están basados en un número muy limitado de especímenes fósiles”, pero confirma que, en cualquier caso, “este estudio proporciona evidencias de que los procesos de crecimiento que produjeron la morfología facial del Homo antecessor eran similares a los de los humanos modernos”.

Fuente: Europapress
EXHAUSTIVO ANÁLISIS DE FÓSILES DENTALES HOMÍNIDOS

El linaje neandertal pudo separarse del humano moderno hace un millón de años


Foto de la Noticia
Foto: RYAN SOMMA/CREATIVE COMMONS
MADRID, 23 Jun. (EUROPA PRESS) -


La divergencia entre el linaje neandertal y el del hombre actual (Homo sapiens) pudo producirse hace al menos un millón de años, más de 500.000 años antes de lo que se pensaba hasta ahora en virtud de los análisis basados en ADN.
Una tesis doctoral realizada en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y asociada a la Universidad de Granada ha analizado, utilizando métodos cuantitativos, los dientes de prácticamente todas las especies de homínidos que han existido en los últimos 4 millones de años, logrando identificar rasgos neandertales en poblaciones europeas muy antiguas.
El objetivo fundamental de esta investigación, cuya autora es Aida Gómez Robles, ha sido reconstruir la historia evolutiva de nuestra especie a partir de la información proporcionada por los dientes, que son los restos más numerosos y mejor conservados del registro fósil. Para ello se ha analizado una amplísima muestra de fósiles dentales procedentes de diversos yacimientos de África, Asia y Europa, valorando las diferencias morfológicas de cada clase dental y la capacidad de cada diente aislado para determinar la especie del individuo al que perteneció.
La investigadora ha concluido que es posible determinar correctamente la especie a la que perteneció un diente aislado con una probabilidad de éxito que varía entre el 60% y el 80%. Aunque estos valores no son muy altos, aumentan a medida que se añaden distintas clases dentales. Es decir, si se cuenta con varias piezas dentales del mismo individuo, la probabilidad de determinar su especie correctamente puede rozar el 100%.
Aida Gómez Robles señala que, de todas las especies de homínidos que se conocen actualmente, "ninguna de ellas tiene probabilidades superiores al 5% de ser la especie ancestral a los neandertales y a Homo sapiens, por lo que es probable que el último ancestro común de estos dos linajes no se haya encontrado todavía".
SIMULACIÓN POR ORDENADOR
Una de las grandes aportaciones de este trabajo ha sido utilizar métodos de simulación por ordenador para observar el efecto de distintas variaciones ambientales en la evolución de la forma de los dientes. Investigaciones similares han analizado la evolución y el desarrollo de distintos grupos de mamíferos, pero no se habían aplicado hasta el momento en el ámbito de la evolución humana.
Además, la investigación del CENIEH y la UGR es también pionera, junto con algunos trabajos recientes basados en la forma craneal, en la utilización de métodos matemáticos para estimar la forma correspondiente a determinados ancestros comunes del árbol filogenético de nuestra especie. "Aunque en esta tesis sólo se ha analizado la forma dental -advierte su autora-, la misma metodología puede emplearse para proponer cómo serían esas especies ancestrales en todas sus partes esqueléticas, lo que permitiría tener modelos de referencia frente a los que comparar futuros hallazgos fósiles".
Para llevar a cabo este trabajo, Gómez Robles empleó material procedente de excavaciones de diversos yacimientos arqueo-paleontológicos, como los yacimientos de la Gran Dolina y de la Sima de los Huesos, situados en la Sierra de Atapuerca (Burgos), y los yacimientos de Dmanisi, en la República de Georgia.
Además, visitó diversas instituciones internacionales para estudiar colecciones fósiles o actuales, entre las que destacan el Museo Nacional de Georgia, el Instituto de Paleontología Humana y el Museo del Hombre de París, el Centro Europeo de Investigaciones de Tautavel (Francia), el Instituto Senckenberg de Frankfurt, el Museo de Historia Natural de Berlín, el Instituto de Paleontología de Vertebrados y de Paleoantropología de Pekín y los Museos de Historia Natural de Nueva York y de Cleveland.
Los resultados de esta investigación han dado lugar hasta el momento a dos publicaciones en una de las revistas más prestigiosas en el campo de la evolución humana, denominada Journal of Human Evolution (años 2007 y 2008), si bien la mayor parte de este trabajo se publicará en los próximos meses

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