Un efecto secundario fué la estrañeza ante la facilidad con la que se otorga credibilidad a historias mágicas, de seres divinos, de explicaciones fantasiosas, de metáforas para explicar lo desconocido o lo inventado, cuando la realidad que se nos ofrece a quién quiera observarla con ojos inquisidores es mucho más llamativa, extraña y emocionante.
Cómo no asombrarse, por ejemplo, ante el hecho que los átomos que forman cualquier materia del Universo, a nosotros mismos, son en su mayoría, vacío. Cómo no asombrarse ante la idea que cada uno de nosotros somos básicamente espacio vacío y un espacio vacío que palidece ante la inmensidad de lo que se puede observar. Cómo no sentir algo de emoción cuando se piensa que al mirar por un telescopio, a inmensas distancias de nosotros, dado que la velocidad de la luz no es infinita y necesita de un tiempo para llegar a nuestros ojos, estamos viendo el pasado. Tanto que si miramos lo suficientemente lejos, casi prodriamos ver el Inicio de la Creación.
Creo recordar que la emisión de la serie era los jueves por la noche, en el primer canal de Televisión Española. Por aquel entonces no existían los canales privados con lo que la oferta era escasa, y esperaba cada nuevo capítulo con gran expectación.
Las imagenes de mundos distantes, de Galaxias en un número mayor que granos de arena hay en todas las playas de la Tierra, leyes o teorías como la Relatividad con pronunciamientos en contra del sentido común, todo ello relatado con pasión y narrado con poesía.
Somos polvo de estrellas, decía el amigo Sagan, y las ganas de saber más se acrecentaban y se mezclaban, en un momento con la sensación de que somos algo muy especial y al siguiente con la sensación de sobrecogimiento ante la inmensidad del Universo y lo ínfimo de nuestras preocupaciones.
La falta de tiempo, o mejor dicho, la gran inversión de tiempo dedicada a la formación estrictamente profesional, unido al poco entusiasmo de los profesores de ciencias de las diferentes etapas de formación, incapaces de transmitir un mínimo de entusiasmo por lo que explicaban, y las batallas diarias por la subsistencia, apaciguaron momentaneamente pero en gran medida la curiosidad por adentrarme en mundos apasionantes y completamente desconocidos como la Teoria de la Relatividad, la Mecanica Cuántica o la Cosmología.
No sé bien a qué es debido, si es que se necesita un motivo para esta motivación, recientemente ha renacido ese antiguo interés por comprender y aprender, lo que me ha llevado a sumergirme de nuevo en algunos libros de divulgación científica escogidos al azar y sin ningún criterio previo. De la lectura de estos libros se extraen pasajes emocionantes cuando por fin algo que parecía oscuro y complejo se torna accesible, y la comprensión se hace dueña de una pequeña parcela del mundo abriendo caminos y atajos para relacionar otras dudas cotidianas, otras carencias, otros límites insospechados. Pero también se mezcla algo de la lástima que produce el pensar que algunos de esos hallazgos, por complejos, con el tiempo vuelvan a ser olvidados en la medida suficiente como para no establecer nuevos lazos con alguna otra pregunta que un futuro libro pueda responderme.
Y esa es la motivación de este viaje que comienzo hoy y no sé hasta dónde me llevará. Es tan sólo una idea, un entretenimiento para mis ratos de ocio y mi propio goce del conocimiento, el mismo placer que puede sentir un niño al ordenar un puzzle. Un propósito de recopilar ideas, hechos, relatos de lo que se conoce con certeza que sucedió y de lo que se sospecha que pudiera pasar pero no se está en disposición de demostrar. Una recopliación donde cada evento, descubrimiento, idea, experimento se situa cronológicamente respecto a los demás, y así quizás dentro de un tiempo tome la forma del viaje mencionado. Entradas que se irán incorporando a medida que me atrapen en algún libro y que con el tiempo, mucho tiempo, puedan ir conformando una pequeña historia sin final, pues nos ha de acompañar más allá de nuestra misma existencia.
Se trata de un proyecto personal, mucho menos trascendental de lo que puede dar a entender el titulo del blog. Unos apuntes personales, desde la intuición que la reunión cronológica de los hechos que iré recogiendo de distintas fuentes a medida que me lleguen, sean lecturas, documentales, blogs, o cualquier otra, irán conformando un relato que, a modo similar a un Diario de Bitácora del Universo, ofrecerá una narración de la Historia de estos seres inteligentes capaces de lo mejor y lo peor.
Será pues el humilde relato de un profano en todas las materias, un aficionado a aprender, con sus muchas carencias y los errores que necesariamente aparecerán por desconocimiento y que espero se vayan corrigiendo. Con la esperanza además que el acto de enmendar sea parte del goce de haber comprendido alguna cosa nueva. El relato en consecuencia, de como hemos llegado hasta aquí, el momento en que el Universo, después de miles de millones de años, ha sido capaz de reunir un número de particulas inertes en un mismo cuerpo y dotarlo con la capacidad de razonar y de adquirir conciencia de sí mismo.