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** 1855 Encontrados los primeros restos de Neardental y se identifican dinosaurios

En 1855 se encuentran los primeros restos fósiles de Neardental. El análisis del ADN de estos restos demostró más tarde que no son antepasados del Hombre como se creyó durante mucho tiempo, sino que son una especie paralela. El Homo Sapiens no evolucionó desde el Neardental.

En este año se identifica los fósiles hallados en 1818 como una nueva especie extinguida hacia millones de años, los dinosaurios.

Fuente: Cienciaes





José Luis Sanz es catedrático de Paleontología en la Universidad Autónoma de Madrid, paleontólogo y divulgador de la vida de los dinosaurios. Según el mismo dice, su pasión por la paleontología nació del cine, cuando vio de niño una película en el que un dinosaurio, que había sobrevivido congelado en hielos del Ártico, volvía a la vida para hacer lo que muchos hacen: visitar Nueva York. Aquellas imágenes dramáticas de un inmenso animal que engullía policías neoyorquinos lo dejaron marcado para siempre. Ahora es uno de los paleontólogos más prestigiosos del mundo y continúa siendo un adicto al cine como cuenta en su libro "La Mitología de los Dinosaurios". Actualmente dirige las excavaciones de tres grandes yacimientos de fósiles de dinosaurios de España: Las Hoyas, en Cuenca, El Montsec y Bastús en Lleida.
Cuando José Luis Sanz mira el paisaje de Las Hoyas no ve el páramo que lleva el merecido nombre de "Palancares y Tierra Muerta". Muerta sí, porque los animales, las plantas y el ecosistema que ven sus experimentados ojos yacen ahora fosilizados bajo el suelo seco. Pero él lo ve de una forma muy distinta, como en una película. Ve un extenso humedal con abundantes charcas, canales, lagos y ríos, rodeados por una vegetación exuberante entre la que se mueven dinosaurios, aves primitivas, insectos, anfibios y extraños peces. Así era la zona de Las Hoyas hace entre 110 y 130 millones de años. El trabajo de su vida ha consistido en sacar del suelo los restos fósiles de aquel paraíso perdido y mostrarlo al mundo como era. Aquellos fósiles le han dado muchas alegrías y han proporcionado las bases para dinamitar una vieja creencia: no todos los dinosaurios desaparecieron, algunos siguen entre nosotros, ahora los llamamos aves.
Aproximadamente en la misma época, millón de años más o menos, la sierra de El Montsec, en Lleida, no existía, ni existían las escarpadas paredes de piedra caliza que adornan la zona, ni había Pirineos. Allí había una playa abierta al Atlántico por la que se movían los dinosaurios. Ahora, sus fósiles forman parte de la roca, una roca que, como las páginas de un libro, habla de animales orgullosos de pertenecer a una estirpe de criaturas que dominaron el planeta durante muchos millones de años. Entre las muchas historias grabadas en la piedra, se encuentra la de un animalito joven, un ave antigua perteneciente a una familia que los científicos han decidido llamar "Enantiornithes". Poco ha quedado de ella, un cráneo, cuyos dientes hablan de lo vieja que es, y unos huesos que permiten reconocer ciertas características que tienen las aves modernas.
Pasaron millones de años, se movieron los continentes, se levantaron montañas y el océano pasó a bañar otras playas. Hace entre 65 y 70 millones de años, los dinosaurios se reunían alrededor de lo que ahora es Bastús, también en Lleida, para anidar. Allí existen más de 300.000 huevos fósiles en un cuerpo rocoso relativamente pequeño. Los nidos aparecen por doquier apuntando que algunas especies de dinosaurios, que son criaturas terrestres como deja bien claro José Luis Sanz en la entrevista, tal vez utilizaban recursos ligados al mar. El yacimiento es tan sorprendente que algunos huevos se mantienen en el nido original, en el mismo lugar donde mamá dinosaurio los puso.
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