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++ VIDA EXTRATERRESTRE: Razones para pensar que estamos solos

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DOCUMENTALES SOBRE EL TEMA DE "SI ESTAMOS SOLOS EN EL UNIVERSO"

BBC. Herramienta interactiva que permite al usuario jugar con los parámetros de la Ecuación de Drake

Extracto del libro "Deconstruyendo a Darwin de Javier Sampedro a propósito del ancestro común y otros artículos sobre el tema.


O estamos solos o la vida fuera de la Tierra no es tan abundante como la estadística y la probabilidad parecen mostrar. Nuestro conocimiento de las condiciones necesarias para la aparición de la vida, basado en el único ejemplo que conocemos, el nuestro, nos dice que hay que reunir muchos, quizás demasiados requisitos para que la vida basada en carbono aparezca. Más dificil se torna si pensamos, no solo en la aparición de la vida a nivel bacteriano, sino en vida inteligente y una probabilidad muy remota si hablamos de vida lo suficientemente inteligente como para comunicarse con el exterior o visitarlo:


1- La situación de la estrella. De la basta cantidad de estrellas que existen solo las situadas en la periferia de las galaxias se encuentran en zonas estables y tranquilas para tener planetas con vida. Las zonas centrales de la galaxia están tan poblados de estrellas y con radiación tan alta que hace imposible la aparición de vida.Por no hablar de los agujeros negros en el centro de las galaxias y las más numerosas explosiones de supernovas que emiten radiación letal.

2- El tamaño de las estrella también influye, pues de estas estrellas periféricas, solo una fracción pequeña pueden contener planetas habitables, pues las muy pesadas, en comparación con el Sol, consumen su combustible muy rápidamente para compensar el desplome gravitatorio y por lo tanto no da tiempo material a desarrollar la vida en sus planetas. Las menos pesadas que el Sol no producen calor suficiente para lo mismo.


3- El tipo de estrella, si es solitaria o se trata de un sistema doble también parece que debería ser importante. La mayoría de estrellas son sistemas dobles o triples de estrellas orbitandose entre sí. La soledad de una estrella como le ocurre a nuestro Sol no parece ser la situación más habitual y parece obvio que dos o tres estrellas han de afectar de manera negativa a las órbitas de los planetas, cambiando órbitas e incluso la zona de habitabilidad del sistema será muy variable. No se encontrarían en estos sistemas condiciones adecuadas durante el tiempo suficiente. (Aunque se han encontrado ejemplos de sistemas planeatarios en estrellas dobles hay que pensar que las órbitas de estos planetas pueden verse seriamente afectadas)

4- La situación del planeta. Solo los planetas que se encuentren en la zona llamada "ricitos de oro", es decir ni demasiado lejos, ni demasiado cerca de su estrella podría contener agua líquida (u otro disolvente universal) que se cree imprescindible para la aparición de la vida. Ver la redefinición de la zona habitable

5- El tipo de planeta. De los bien situados respecto a su estrella, solo los rocosos y con núcleo de hierro que genere un campo magnético que proteja el planeta de las radiaciones solares, como el caso de la Tierra, podría contener vida.

6- La estabilidad del planeta. En el caso de la Tierra, la presencia de la Luna mantiene estable la inclinación del eje de rotación de la Tierra. Se cree que sin la Luna el eje variaria tanto a lo largo del tiempo que no habría estabilidad climática para favorecer la evolución de la vida.

7- El tamaño del planeta. El planeta en sí ha de tener un tamaño y masa suficiente para mantener una atmósfera, pero no demasiado para que la fuerza de la gravedad no aplaste la posible vida.


8- La órbita del planeta. Parece que solo órbitas estables, cercanas a las circulares pueden mantener el planeta durante todo su período con condiciones habitables.


Fuente: Eureka
Una elevada fracción de los exoplanetas descubiertos hasta la fecha posee órbitas con una elevada excentricidad, o sea, muy elípticas. En su momento esto constituyó una sorpresa, ya que hasta hace un par de décadas se pensaba que este tipo de órbitas serían muy inestables y, por lo tanto, poco frecuentes.

Excentricidad de exoplanetas en función de su periodo (S. R. Kane et al.).

Este tipo de planetas son interesantes en tanto en cuanto muchos de estos mundos cruzan las zonas habitables de sus sistemas. La zona habitable es un concepto muy controvertido y se define como la zona de un sistema donde el agua puede existir en estado líquido sobre la superficie de un planeta rocoso con atmósfera. En HZ Gallery podemos comprobar la extensión de las zonas habitables en varios sistemas exoplanetarios, incluidos aquellos con órbitas muy excéntricas.

Zona habitable del Sistema Solar (S. R. Kane et al.).

Un factor a tener en cuenta a la hora de juzgar la habitabilidad de estos sistemas es que la estabilidad de las hipotéticas lunas que pueda tener un exoplaneta con una órbita excéntrica está garantizada a distancias comparables con la órbita de Calisto en Júpiter. Esto significa que podría existir una exoluna estable -¿y habitable?- alrededor de estos planetas gigantes. Un ejemplo de planeta con órbita excéntrica es HD 131664, con una excentricidad de 0,64 y un periodo de 1951 días. Este mundo pasa un 11% de su periodo orbital en la zona habitable, pero la temperatura superficial oscila entre 271 K y 127 K. ¿Podrían existir lunas con formas de vida que hibernasen durante los periodos más frío?

Zona habitable de HD 131664 (S. R. Kane et al.).

Un caso opuesto es HD 80606, con una excentricidad de 0,93 y con unos contrastes térmicos de entre 286 K y 1546 K. Es decir, este exoplaneta se acerca mucho a su estrella, pero pasa la mayor parte del tiempo lejos de ella, por lo que la fase con las temperaturas más altas sólo dura unas seis horas. ¿Aguantaría la vida estos extremos tan brutales?

HD 80606 (S. R. Kane et al.).

Por supuesto, no hablamos de organismos complejos, sino de formas de vida similares a las bacterias extremófilas en la Tierra. Dependiendo de las características específicas de la atmósfera y la superficie de las exolunas que giren alrededor de estos mundos, lo cierto es que no se puede descartar que organismos resistentes puedan surgir y medrar en semejantes condiciones. De ser así, deberíamos replantearnos el concepto de zona habitable.


Referencia:

9- La protección del planeta. Se necesita, en el sistema donde se ubique el posible planeta, otro planeta gigante, tipo Júpiter, que vaya "barriendo" la zona de asteroides y limiten el bombardeo del planeta para conseguir periodos largos sin extinciones.

10- El tiempo de aparición de la vida. Las civilizaciones de haberlas, no pueden ser muy antiguas, pues para la formación de materiales más allá de hidrógeno y helio, los más basicos de la tabla periódica, se necesitó que una primera generación de estrellas se formara, tuviera su existencia y muriera en una explosión que esparciera por el Cosmos los materiales creados en su núcleo por fusión nuclear y que habrían de constituir los elementos de construcción de las siguientes generaciones de estrellas y planetas. Esto limita en el tiempo la aparición de vida que podría ser muy reciente en los casos en que hubiera sucedido.

11- La atmósfera respirable que tenemos no existia en los inicios del planeta. Fue necesario que unas bacterias "descubrieran" por azar la fotosintesis para que el oxigeno tuviera una presencia importante en la atmósfera. Si no se hubiera dado ese "accidente" la atmósfera de la Tierra no habría permitido la aparición de vida más compleja.

12- La protección de su propia estrella. Precisamente la fotosintesis es responsable de la formación de la capa de ozono, que protege la vida de las radiaciones ultravioleta del Sol.

13- La evolución de la vida a inteligencia y consciencia no tiene porqué suceder siempre. Aún produciendose todas estas condiciones y suponiendo la aparición de vida en otro planeta exterior, podría suceder que esta no evolucionara en vida inteligente consciente y capaz de comunicarse. El único caso que conocemos, el nuestro, sucedió después de ¿5 - 6? extinciones masivas y 4000 millones de años. Si cualquiera de esas extinciones masivas no se hubiera producido, por ejemplo la que extinguió a los Dinosaurios, con seguridad la vida en la Tierra sería muy diferente y probablemente no con el grado de inteligencia que permite construir máquinas y comunicarse con el exterior.

14- La coincidencia en el tiempo de civilizaciones. Aún suponiendo que se supera todo lo anterior y hay vida inteligente en otro planeta, hay que pensar que sería mucha casualidad que su existencia concidiera en el tiempo con la nuestra, que representa una ínfima , pero ínfima parte del tiempo de existencia del Universo.

15- La distancia entre civilizaciones. Si aún existen y coinciden en el tiempo con nosotros, la distancia entre ellos y nosotros será tan grande que la energía necesaría para llegar hasta nosotros sería impresionante, por no hablar de las dificultades de sortear los límites de la velocidad de la luz para viajar, etc.

16- ¿Cómo han hecho para saber que estamos aquí? Y por último, la Tierra emite información al exterior, radio y televisión, desde hace poco más de 100 años. Eso hace que solo un radio de 100 años luz pueda detectar nuestra presencia por este medio. Solo nuestra galaxia tiene un diámetro de 100.000 años luz

17- La aparición de la vida puede haber sido una casualidad única en el Universo. Las pruebas genéticas demuestran que TODA la vida del planeta proviene de una única célula primigenia. ¿Por qué no hay pruebas de otras células con otro código genético que hubiesen dado lugar a otras formas de vida en el planeta? ¿Por qué solo una vez y después de tantos miles de años? No será una casualidad tan rara la aparición de vida que no se haya dado ninguna vez más en nuestra galaxia por decir algo?



Extracto del libro "Deconstruyendo a Darwin de Javier Sampedro a propósito del ancestro común y otros artículos sobre el tema.


18 - Los grandes saltos evolutivos de las células. En la Historia de la vida en la Tierra se han producido saltos evolutivos que han dado lugar a nuevas especies, pero ninguno tan grande como fue el paso de la célula procariota a eucariota y el paso de organismos unicelulares a la cooperación entre diversas células para crear organismos multicelulares. Estos saltos evolutivos representan a dia de hoy un gran misterio y pudieran ser tan dificiles de producirse que resultaran una gran carambola estadística. Podría aparecer vida unicelular en otros ámbitos y quedarse en ese estado por miles de millones de años sin evolucionar en nada más complejo.



Fisica en la Ciencia Ficcion

Algunos biólogos piensan que la rapidez con la que las células aparecieron en la Tierra implica que la generación de vida a partir de materia inanimada es directa. Si nuestro planeta resulta ser típico, entonces millones de planetas en la galaxia pueden albergar vida microbiana. Sin embargo, aunque las eucariotas pueden ser muy antiguas, su bioquímica pudo haber llevado mucho tiempo hasta alcanzar su grado actual de sofisticación, incluso miles de millones de años. Quizá este laspso de tiempo tan grande implique que el desarrollo de las eucariotas siga un camino complicado y difícil. Podría ser que la vida multicelular compleja en cualquier rincón de la galaxia deba evolucionar a partir de microbios y otros seres unicelulares. A lo mejor la vida eucariota compleja aún no se ha desarrollado en otros planetas o, peor aún, se ha estancado en la etapa procariota. ¿Qué pudo suceder para que en la Tierra se diese la transición de procariota a eucariota?
Desde luego, una cosa es obvia: las bacterias siempre han sido los organismos vivos más exitosos. Su sencillez y capacidad para reproducirse velozmente son inigualables. Han desarrollado respuestas bioquímicas a todo tipo de cambios ambientales y pueden ocupar nichos de muchas variedades gracias a su dureza y resistencia, adquiridas a lo largo de eones.
En cambio, las formas de vida eucariotas son mucho menos robustas, son susceptibles a sufrir extinciones masivas y su longevidad se mide en millones de años, no en miles de millones como las bacterias. Así y todo, las eucariotas son mucho más interesantes que las procariotas, dada su capacidad para cambiar de forma y adaptarse, lo que conduce a una variedad mucho más grande que las de las procariotas.
Una diferencia significativa entre las células procariotas y eucariotas es la que tiene que ver con las paredes celulares: rígidas en las primeras y flexibles (o ausentes) en las segundas. Esta flexibilidad desempeña un papel fundamental en procesos como la citosis y la fagocitosis, un proceso mucho más eficiente que el empleado por las bacterias, consistente en la secreción de enzimas en el medio adyacente para luego absorber los productos.Otras diferencias entre procariotas y eucariotas es que éstas poseen núcleo, separado del citoplasma por dos membranas; también contienen orgánulos, entre ellos las mitocondrias o los plastos. En la década de 1970 Lynn Margulis propuso la idea de que los orgánulos pudieron surgir por simbiosis. Así, las eucariotas primitivas fagocitaron células procariotas que resultaron no ser digeribles pero que, sin embargo, eran capaces de transformar energía de forma más eficiente que las eucariotas huéspedes. Esta colaboración se perpetuó en adelante.
A diferencia de las procariotas, las nuevas eucariotas pueden formarse mediante la fusión de gametos de dos padres, es decir, se pueden reproducir sexualmente. La información genética almacenada por las eucariotas es, así, mucho mayor que en el caso de las procariotas.
Finalmente, las eucariotas poseen un citoesqueleto que les permite resistir las tensiones y compresiones a las que puede estar sometida la pared celular. También juega un papel básico en el crecimiento de la propia célula. Las proteínas que forman el citoesqueleto (actina y tubulina) se encuentran entre las más importantes para el desarrollo de vida compleja.
¿Fue inevitable esta transición de una célula primitiva procariota a una increíblemente compleja célula eucariota? Cuestión de difícil respuesta, ya que dicha transición tuvo lugar hace mucho tiempo. Uno de los primeros pasos pudo ser la pérdida de la pared celular rígida, aunque esto podría resultar fatal para muchos organismos, que se verían atacados por un ambiente hostil para ellos. Quizá el paso lógico tuvo que ser la aparición de los citoesqueletos como formas de paliar en lo posible la pérdida de rigidez de la pared de las células, aunque no tengamos ni idea de lo probable que pudo resultar esta evolución. En cambio, el origen de los orgánulos es mejor conocido.
Pero, probablemente, la mayor de las innovaciones tuvo que ver con la cooperación intercelular. Durante mucho tiempo, la mayoría de las células, tanto procariotas como eucariotas, vivieron aisladas. Entonces ocurrió la transición y empezaron a unirse y asociarse, a intercambiar información y compartir materiales. El resultado: hongos, plantas y animales, tal como los conocemos hoy.
No está nada claro cuándo tuvo lugar el cambio a la multicelularidad. Un evento crucial fue la explosión del Cámbrico, hace 540 millones de años.
El abundante registro fósil que ha llegado a nosotros nos indica que una gran variedad de animales vivían en aquella época. Antes de ella, pocos animales fosilizados se han encontrado, lo cual puede indicar que dichos animales podían carecer de partes duras en sus cuerpos y desaparecieron sin dejar rastro. El secuenciado genético ha llevado a algunos biólogos a creer que la vida animal surgió hace ya mil millones de años, lo que significaría que la mitad de la historia no ha quedado registrada en forma fósil. Sea como fuere, las criaturas unicelulares han estado presentes desde después de que la Tierra se enfriase. Si tardó más de 3000 millones de años en desarrollarse la vida compleja, ¿por qué esperó tanto tiempo para adoptar la multicelularidad, la cooperación entre células?
Una hipótesis (aunque controvertida) es que la gran explosión cámbrica fue producida por un incremento súbito en los niveles de oxígeno atmosférico. Organismos como las cianobacterias producían oxígeno como resultado de sus procesos metabólicos. Durante dos mil millones de años este oxígeno comenzó a acumularse en la atmósfera, produciendo la muerte de innumerables organismos. En cambio, otros muchos lograron adaptarse y evolucionar, desarrollando metabolismos capaces de quemar oxígeno y alimentos, descomponiéndolos en dióxido de carbono y agua. A pesar de todo, el nivel de oxígeno de hace 550 millones de años no era tan elevado como el actual y los animales tuvieron que obtenerlo mediante difusión a través de sus tejidos, un proceso lento y poco eficiente. Estos animales no tendrían ni corazón ni sistema circulatorio. Debieron de ser criaturas pequeñas y no está muy claro por qué no dejaron registros fósiles.
Tampoco se comprende demasiado bien que el nivel de oxígeno aún aumentase más y apareciesen evoluciones tales como las agallas o branquias, hemoglobina en la sangre y corazones que permitieron a los animales marinos un aprovechamiento más eficiente del oxígeno disuelto en el agua. Puede que la aparición de los depredadores provocase la adaptación de las presas, que respondieron desarrollando conchas calcáreas, duras, para protegerse de ellos y que, posteriormente, se fosilizaron y llegaron hasta nuestra época.
¿Qué pasa si en otros planetas no hubiese tenido lugar el desarrollo de la cooperación intercelular? Podríamos algún día visitar otros mundos plenos de vida pero que ésta fuese de tipo unicelular, donde no se ha dado nunca el cúmulo de eventos biológicos y ambientales necesarios para la aparición y posterior desarrollo de vida compleja multicelular y, por tanto, capaz de comunicarse con nosotros.



19- Las exotierras quizás no son muy abundantes. El equipo del telescopio espacial Kepler anunció el descubrimiento de un sistema planetario, Kepler-18, planetario formado por tres exoplanetas con la particularidad que se trata de tipos de planetas diferentes a los que se había visto hasta ahora: poco masivos pero del tamaño de los gigantes gaseosos, es decir con una densidad mucho menor de los conocidos hasta ahora. Aunque tienen una masa ligeramente inferior a la de Neptuno, su radio es un 40% y un 80% superior al de este planeta. Son los llamados exoneptunos de baja densidad. Esto implica que cuando se descubre algún exoplaneta poco masivo por medio del tránsito, no se puede concluir inmediatamente que se trata de un planeta rocoso, se necesita también calcular el tamaño para inferir esa posible constitución de exotierra. La variedad de tipos de planeta parece que puede ser inmensa por lo observado hasta ahora, ¿quiere ésto decir que, desgraciadamente, el porcentaje de planetas rocosos, parecidos al nuestro va decreciendo? 

Este punto hay que ponerlo en cuarentena a raiz de los últimos descubrimientos y estimaciones:

Fuente: El Mundo

La Vía Láctea alberga aproximadamente 17.000 millones de planetas de tamaño similar a la Tierra, según una nueva estimación de la NASA.

Los últimos datos recopilados por la misión Kepler de la agencia espacial estadounidense, dedicada a la 'caza' de nuevos mundos fuera del Sistema Solar, sugieren que una de cada seis estrellas en nuestra galaxia podría alojar un planeta de tipo terrestre orbitando a su alrededor.

El trabajo de la misión Kepler, creado en 2009, consiste en localizar alrededor de las estrellas de la Vía Láctea planetas extrasolares con características similares al nuestro en "zonas habitables", es decir, con temperaturas ni muy frías ni muy calientes y con agua en su superficie.

El hecho de que existan 17.000 millones de planetas de tamaño similar a la Tierra en nuestra galaxia no implica que todos ellos sean habitables, pero aumenta la probabilidad de que en el futuro puedan descubrirse mundos con capacidad para albergar vida.

De hecho, en la vigésimo segunda reunión de la Asociación Americana de Astronomía, que se celebra esta semana en California, la NASA ha anunciado el descubrimiento de 461 candidatos a planetas, cuatro de los cuales podrían orbitar a su estrella en la "zona habitable", donde el agua líquida podría existir en su superficie.

Según ha informado la agencia espacial estadounidense, estos datos se han obtenido basándose en las observaciones realizadas desde mayo de 2009 hasta marzo de 2011. Los expertos han indicado que los resultados muestran un aumento constante en el número de candidatos a planetas de menor tamaño, "debido a la mejora de la tecnología", y en el número de estrellas con más de un planeta orbitando a su alrededor.

En este sentido, el director de la misión Kepler, Christopher Burke, ha señalado que el telescopio de la NASA ha incrementado en un 20% sus hallazgos, sumando un total de 2.740 planetas potenciales y 2.036 estrellas, desde que se iniciara la misión.

Burke ha apuntado que los incrementos más llamativos se observan en el número de cuerpos hallados con el mismo tamaño de la Tierra, así como de Super-Tierras (más del doble de su tamaño) que crecieron en un 43 y 21% respectivamente. Del mismo modo, se ha observado que el 43% de los candidatos a planetas de Kepler tienen "vecinos".

"Es especialmente interesante el hallazgo de cuatro nuevos planetas de menos del doble del tamaño de la Tierra, que se encuentran en la zona potencialmente habitable, donde podría tener agua líquida para mantener vida", ha explicado Burke.

El telescopio espacial Kepler identifica planetas candidatos midiendo el cambio en el brillo de más de 150.000 estrellas cuando los supuestos planetas que pasar por delante. Se conoce como la técnica del "tránsito". Para determinar que existe un planeta orbitando la estrella se necesita, por lo menos, tres tránsitos verificados.

Existirían 100.000 millones de planetas habitables en la Vía Láctea 

 

Astrónomos de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, afirmaron que hay en torno a unos 100.000 millones de planetas similares a la Tierra en la Vía Láctea que serían habitables. Si hacemos cálculos, se estima que existen 500.000 millones de galaxias, lo que significarían que existen 50.000 trillones (5×10^22) de planetas habitables en todo el universo. 

Dicha cantidad es mucho mayor a los 17.000 millones de planetas que calculó en enero el Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, la cual evaluó sus datos mediante el observatorio espacial Kepler, el cual mide la magnitud aparente de las estrellas y a los planetas que pasan frente a ellas, pero el sistema usado por Kepler normalmente detecta planetas de un tamaño similar al de la Tierra que orbitan a menor distancia de su correspondiente sol, los cuales tienen una mayor temperatura y no serían habitables. 

La Universidad de Auckland usó la técnica llamada de “microlentes gravitacionales“, la cual se diferencia por medir la cantidad de planetas del tamaño de la Tierra que orbitan al doble de la distancia que existe entre la Tierra y el Sol, dando como resultado planetas más fríos que, al interpolarlos con la lista de Harvard, ofrece un listado más cercano a la realidad respecto al número de planetas parecidos a la tierra, número que estaría en torno a los 100.000 millones. 

La técnica de los investigadores neozelandeses se basa en la teoría de la relatividad de Einstein, señalando que la luz emitida por una estrella está torcida por la gravedad de objetos masivos, permitiendo a los astrónomos calcular qué tan grandes son esos objetos. Las microlentes gravitacionales han sido usados para detectar planetas del porte de Neptuno o Júpiter, y los investigadores ahora diseñaron un sistema para captar planetas del porte de la Tierra. 

Por ahora solo es posible imaginar si existe algún tipo de vida ante tanta cantidad de planetas similares a la Tierra, ya que el planeta de este tipo más cercano, Tau Ceti e, se encuentra a una distancia de 11.9 años luz de la Tierra. Si cogiéramos la nave más rápida lanzada al espacio, la Helios II, la cual viaja a una velocidad de 252.792 KM/h, nos llevaría 51.000 años llegar a Tau Ceti e para descubrir si existe algún tipo de vida. 

 

Fuente

Investigadores sugieren que la Vía Láctea puede albergar al menos unos 60 mil millones de planetas habitables 

 

Los investigadores de la Universidad de Chicago estudiaron la influencia que pueden tener las nubes en el clima de los planetas de la Vía Láctea, lo que significa que en la galaxia puede existir almenos unos 60 mil millones de planetas habitables. 

Esta influencia hasta ahora no estaba incluida en los cálculos de la habitabilidad de los planetas, pero es un factor muy importante, ya que puede contribuir a la formación de las condiciones necesarias para la vida, señalan los autores del estudio, publicado en la revista 'Astrophysical Journal Letters'. 

"La mayoría de los planetas en la Vía Láctea orbitan enanas rojas", dijo Nicolas Cowan, un becario postdoctoral en el Centro de Northwestern para la exploración y la investigación interdisciplinaria en Astrofísica. "Un termostato que hace que tales planetas más benigno significa que no tenemos que mirar tan lejos para encontrar un planeta habitable." 

"Las nubes causan calentamiento y enfriamiento en la Tierra", ha indicado Nicolas Cowen, uno de los autores de la investigación. 

Las nubes "reflejan la luz solar para enfriar las cosas y absorben la radiación infrarroja desde la superficie para producir un efecto invernadero", señala. Eso es "parte de lo que mantiene el planeta lo suficientemente caliente para albergar vida", según Cowan

El hallazgo significa que la vida podría existir en muchos más planetas de lo que se calculaba antes. Anteriormente los científicos de la Universidad de Oakland calcularon que cerca de unos 17.000 millones de los más de 100.000 planetas de la Vía Láctea podrían ser 'gemelos' de nuestra Tierra.

20- ¿Quizás las civilizaciones tecnológicas no son capaces de sobrevivirse a sí misma? Nuestro caso podría acabar siendo el ejemplo de cómo la tecnología mal entendida puede provocar el colapso y final de una civilización avanzada. Las guerras o la contaminación podrían ser el final de alguna de estas civilizaciones.

21- Podría darse que una especie, aún siendo inteligente, no desarrollara la Ciencia ni la tecnología y fuese imposible contactar. De la misma manera que en muchos lugares de la Tierra da la impresión que la población podría permanecer eternamente con los mismos logros tecnológicos de la era de piedra, suficiente para su día a día, o incluso como algunos autores han señalado, la civilización romana a diferencia de la griega, no tenían entre sus prioridades el conocimiento del porque de las cosas, sino su belleza, podría suceder que aún apareciendo una especie inteligente, no desarrollara sus conocimientos ni su tecnología lo suficiente como para "hacerse visibles".


Paradoja de Fermi


Fuente: Conec

Calculando el número de estrellas de nuestra galaxia que podrían albergar vida avanzada

La ya célebre ecuación de Drake, formulada por el radioastrónomo Frank Drake en 1961 mientras trabajaba en el Observatorio de Radioastronomía Nacional en Green Bank, Estados Unidos, trata de hacer una estimación del número de civilizaciones de nuestra galaxia susceptibles de poseer emisiones de radio detectables.
Si bien sus estimaciones son optimistas (se calcula que teóricamente habrían millones de civilizaciones), tal ecuación ha sido tildada de simplista o de no admitir que aún desconocemos el valor de muchos de sus parámetros, hasta el punto de que otros científicos han obtenido resultados más a la baja, como una sola civilización en toda la galaxia.
Una de cada millón de estrellasUno de los factores del que más evidencia estamos acumulando gracias a la misión Kepler de la NASA ha sido precisamente la detección de planetas que orbitan alrededor de otras estrellas, fuera del ámbito del Sistema Solar, lo cual ha permitido a científicos de la Universidad de California, Berkeley, apuntar directamente sus herramientas hacia esos planetas en busca de indicios de vida.
Para ello emplearon el Telescopio de Green Bank en West Virginia en busca de señales de radio inteligentes en los alrededores de 86 de esas estrellas, la mayoría a más de 1.000 años luz de distancia. A pesar de que la detección resultó ser infructuosa, han publicado una investigación en The Astrophysical Journal en el que estiman, de forma moderadamente optimista, que al menos una de cada millón de estrellas nuestra galaxia debería albergar una civilización capaz de enviar señales de radio.

Telescopio de Green Bank en West Virginia
Tras apuntar las orejas tecnológicas hacia esas 86 estrellas escogidas (sus requisitos debían ser que tuvieran cinco o seis candidatos a planetas en órbita, y que acogieran planetas con condiciones semejantes a las terrícolas, incluidas las temperaturas), permanecieron recopilando datos de emisiones de radio durante cinco minutos en cada estrella.
Dichas emisiones estarían en un rango de frecuencias situadas entre las bandas de televisión y los teléfonos móviles (1,9 a 1,1 GHz). Acto seguido, buscaron indicios de vida inteligente en forma de señales de alta intensidad con un ancho de banda estrecho (5 Hz), es decir, generados exclusivamente de forma artificial. Debido a la inmensa distancia que nos separa de dichos planetas, sólo podrían haber sido detectadas señales que hubiesen sido dirigidas hacia la Tierra de forma intencionada.

Para detectar radiaciones no intencionadas de planetas tan remotos, en cualquier caso, deberemos esperar a que se ponga en funcionamiento radiotelescopios como el Square Kilometre Array, mucho más sensibles que los actuales.
Andrew Siemion,
 astrónomo de Berkley, es optimista a pesar de los resultados empíricos: “No hemos encontrado a ET, pero hemos sido capaces de utilizar nuestra estadística para, por primera vez, poner límites bastante explícitos sobre la presencia de civilizaciones inteligentes que transmitan en la banda de radio donde realizamos la búsqueda”.
Nosotros somos los extraterrestresEn última instancia, lo que están intentando Siemion y sus colegas es lo mismo que intentaba la protagonista de Contacto, de Carl Sagan, la voluntariosa Ellie Arroway, que trabajaba para la SETI en busca de señales de radio inteligentes procedentes del espacio exterior. Finalmente, Arroway hallaba una serie de pulsos que, al convertirse en número decimales, representaban números primos, lo cual denotaba inteligencia.
Pero los seres humanos, además de poner la oreja hacia otros mundos, también han lanzado mensajes semejantes hacia inteligencias que pongan las orejas hacia nuestro planeta. También usando números primos. Por ejemplo, en 1974, el radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, emitió un mensaje parecido al de Contacto (una serie de ceros y unos) orientado hacia el cúmulo globular M13(que se escogió por su gigantesco número de estrellas), con el propósito de aumentar las probabilidades de que el mensaje suscitara el interés de especies inteligentes. El problema, sin embargo, es que M13 se halla a 25.000 años luz, de modo que no se espera respuesta antes de que transcurran, al menos, 50.000 años.


Fuente: Jot Down Cultural Magazine
Antes del paréntesis veraniego planteamos la ecuación de Drake que nos permite estimar el número de Civilizaciones Avanzadas que se Comunican (CAC) en la galaxia.

Donde N es el número de civilizaciones tecnológicamente avanzadas, capaces de comunicarse  y dispuestas a hacerlo y Ns, el número de estrellas en la Vía Láctea, un número, como ya vimos, inmenso: (doscientos mil millones o 2 x 1011).
En esta entrega exploraremos los dos primeros factores de la ecuación, fp, esto es, la fracción de esas estrellas que tienen sistemas planetarios y fe, que es la fracción de planetas habitables en un sistema planetario. Cuando Drake escribió su ecuación, no poca gente opinaba que fp era un número muy pequeño, habiendo incluso quien afirmaba que el nuestro era el único sistema planetario de la galaxia. En el otro bando militaban los que aseguraban que los planetas crecían en la Vía Láctea como hongos en tarde de lluvia. Observe el lector, que en el fondo, se discutía un problema filosófico. De nuevo tirios contra troyanos, partidarios de la teoría de la mediocridad (nuestro planeta no tiene nada de especial, ergo debe haber muchos) y los que preferían creernos una excepción (o milagro) galáctico.

El caso es que la cuestión está, a día de hoy, resuelta más allá de filosofías y creencias. El satélite Keplerha descubierto ya del orden de 2000 planetas, entre ellos algunos de un tamaño parecido al de la Tierra. La conclusión que podemos extraer de los datos deja poco lugar a dudas. Los partidarios de la teoría de la mediocridad no andaban desencaminados y los sistemas planetarios parecen ser rutina en la galaxia.
Figura 2.1. La figura muestra concepciones artísticas de los planetas Kepler-20e y Kepler-20f. Kepler-20e es algo más pequeño que Venus (un radio igual a 0.87 veces el de la Tierra) y Kepler-20f algo más grande que la Tierra (radio 1.03 veces mayor). Los dos planetas son probablemente rocosos
como el nuestro pero su órbita es similar a la de Mercurio y por tanto las temperaturas superficiales son presumiblemente muy altas.
No solo eso. Un trabajo reciente en Nature ha estimado, utilizando técnicas de microlentes gravitacionales, que el número de planetas “solitarios” (muy lejanos de sus estrellas o errantes por la galaxia, sin pertenecer a ningún sistema solar) es enorme. Aunque a primera vista estos planetas no parecen candidatos a albergar vida (y por tanto inteligencia), vale la pena recordar que: 1) la vida podría darse en condiciones muy distintas a las que conocemos, por ejemplo en un mar subterráneo, calentado por un núcleo radioactivo profundo; y 2) la inteligencia, una vez desarrollada podría subsistir en estos planeta solitarios (que podrían ser utilizados por alguna civilización viajera como “arcas de Noe”).
En resumen, fp es un número grande, posiblemente del orden de  .
¿Qué hay del siguiente factor? Drake argumentó que no bastaba con la existencia del planeta, también era necesario que este se encontrara en la “zona de habitabilidad”. Para que nos entendamos. En Mercurio hace demasiado calor. En Neptuno demasiado frío. Kepler también ha confirmado algún planeta (el 22b) en la zona habitable y hay una lista de al menos cincuenta por confirmar. La conclusión es que no parece que en otros sistemas estén mucho peor que aquí, donde la zona de habitabilidad incluiría tres planetas, Venus, la Tierra y Marte. Habitabilidad no quiere decir habitable. En Venus lo impide su densa atmósfera y en Marte lo contrario. Si Marte ocupara la órbita de Venus y viceversa, sin embargo, quizá tendríamos tres planetas con vida y quizá tres civilizaciones en el sistema solar (o puede que ninguna, si fueran tan belicosos como nosotros).

De ahí que podamos concluir que  fe es del orden de .
Si multiplicamos 2 x 1011 x 0.5 x 0.3 = 3 x 1010. Esto es, obtenemos la friolera de 30\,000 millones de planetas habitables. No está nada mal. En la próxima entrega examinaremos los siguientes factores, afectados, como ya veremos, de incertidumbres mucho más grandes. Por el momento, anotemos el resultado del primer partido. Teoría de la mediocridad uno, Planeta milagro, cero.

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